Roma, 1598
A los incautos del futuro,
Desde la podrida Roma, donde el hedor de la miseria es tan real como mi cuchillo, me entero de vuestra "Inteligencia Artificial generativa".
¿De verdad? ¿Máquinas creando arte? ¡Qué broma más perversa!
He peleado, matado, y manchado mis manos de pintura y sangre. Cada pincelada mía es un grito de vida, una rabia desatada, una pasión ardiente.
¿Y queréis que una máquina, sin alma ni entrañas, imite eso? ¡Qué insulto!
He vivido la desesperación de un hombre acorralado, la adrenalina de las peleas en las tabernas, el éxtasis del pecado y la redención. ¿Qué sabrán estas máquinas de eso? NADA. Son frías, vacías, inútiles.
Pero escuchad bien, necios: tal vez estáis destinados a un futuro sin almas, donde la humanidad ya no sepa lo que es vivir de verdad. Si vais a usar estas malditas máquinas, aseguraos de inyectarles una dosis de nuestra miseria y locura humana.
Solo así podrán crear algo que valga la pena. Usad la IA, pero dadle vuestra oscuridad, vuestro dolor y vuestra pasión. Hacedlo, o que arda el mundo entero.
Caravaggio