Amigos, el derecho de autor no siempre existió, tampoco el matrimonio o la propiedad privada, fueron inventados hace varios siglos para ponernos de acuerdo como sociedad,
de hecho el concepto de "inventor" es también mera construcción social.
Pero ahora, con la IA generativa ¿Cómo te aferras a algo como tuyo, cuando hay algoritmos escupiendo lo mismo o incluso infinitamente más cabronas cada segundo?
El derecho de autor nació en un tiempo donde cada obra contaba, cada libro o pintura era un granito más en la montaña del conocimiento y la cultura humanos.
Pero ahora, la IA ha convertido esa montaña en un volcán que no deja de escupir material nuevo. Se siente como estar en una fábrica donde las máquinas no paran de sacar productos, y tú estás ahí, con tu artesanía, tratando de gritar:
“¡esto lo hice yo!” en medio del ruido ensordecedor.
Ya no es sobre quién hizo qué, sino sobre quién puede gritar más fuerte en medio de esta tormenta de contenidos.
Ahora, mirando hacia los próximos cinco años, es claro que algo tiene que cambiar.
Tal vez los derechos de autor desaparezcan, como quizás también la propiedad privada y el matrimonio, el concepto general de propiedad tendrá que evolucionar.
En ese futuro, la creatividad será un campo de juego infinito, y el derecho de autor será una reliquia de un tiempo pasado, recordándonos cómo era el mundo cuando todavía creíamos que una idea podía pertenecer a alguien.
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