top of page

El arte de ser hipócrita




¿Alguna vez te has preguntado si eres parte del problema o de la solución?


Bueno, la respuesta es sencilla: probablemente ambos. Nuestra vida diaria está tan llena de contradicciones que si intentáramos desenredarlas todas, terminaríamos más enredados que audífonos guardados en el bolsillo.



La sed insaciable del imperio.


Comencemos con un clásico ejemplar: Coca-Cola. En México, hay lugares donde el agua es tan escasa que la gente podría considerar el aire como una alternativa más hidratante. Mientras tanto, Coca-Cola se ha enfrentado a críticas por utilizar enormes cantidades de este preciado líquido para producir su tóxico néctar de dioses capitalistas. Y claro, si mañana te llaman para ser crear su nueva campaña, a cambio de una jugosa factura a 60 días. ¿Qué harías? mejor no contestes, harías exactamente lo mismo que yo. Pagar la renta y comprar el boleto para tu próximo viaje al extranjero.



Vistiéndonos de contradicciones


Ahora, hablemos de moda. Grandes marcas que lanzan líneas "ecológicas" con camisetas que proclaman "Salvemos el planeta" y "La inclusión ante todo", manufacturadas a miles de kilómetros en fábricas que harían millonario a cualquier inspector corrupto. Pero no importa, porque llevar esa camiseta te da 10 likes extra en Instagram, aunque en el fondo, seamos extras de una gran película producida por el demonio Epstein.



La doble Vida


Entrando en el mundo del arte, muchos de nosotros lidiamos con una dicotomía fascinante: la parte que crea con la esperanza de "salvar" el mundo y la que tiene que vender esa misma creación al mejor postor para pagar el alquiler. Así, dividimos nuestra personalidad en dos: el idealista que podría vivir de aire y buenas intenciones, y el realista que susurra "acepta ese trabajo comercial, necesitas comer". ¿Cuántos de nosotros hemos sacrificado una parte de nuestra visión artística por un depósito que asegure nuestro departamento cerca de un Starbucks?



Reflexiones amargas


Así que aquí estamos, navegando un mar de contradicciones con la habilidad de un político en campaña. Hablamos de sostenibilidad mientras pedimos Uber. promovemos la salud mientras bebemos algo que bien podría usarse como pesticida.


¿Cuándo fue la última vez que actuaste completamente en línea con tus ideales?


¿Es posible ser coherente en un mundo que premia la contradicción? O, tal vez, 


¿Estamos todos tan enamorados de nuestras propias mentiras que ya no distinguimos la farsa de la realidad?


Me encantaría leer tus respuestas...

Comments


bottom of page