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Foto del escritorAbraham Esli

El Desierto de la Imaginación




Imagina que eres un fotógrafo con posibilidades infinitas, cortesía de la inteligencia artificial. Tienes una legendaria Leica, un convenio para viajar gratis por todo el mundo. Y ahí estás, congelado como un ciervo ante los faros de un auto.


Bienvenido al Desierto de la Imaginación, un lugar donde la IA, en su magia infinita, te da tanto para jugar que acabas jugando con nada.Es como pedirle a un niño que elija un solo dulce en una tienda con millones de golosinas.


¿Por dónde empezar?


La IA es esa tienda, ofreciéndote un mundo sin limites para ejecutar tus ideas, pero, ¿no es esto lo que siempre quisiste? Poder, control, la habilidad de crear cualquier cosa.


Piénsalo: antes, las limitaciones eran tu excusa. "Si solo tuviera una mejor cámara", "Si la luz hubiera sido diferente", "Si mi cliente entendiera algo de arte"... Ahora, con la IA, esas excusas se esfuman.


Eres solo tú con tu pasión y criterio. Y ahí radica el problema, la IA no es tu varita mágica; es tu nuevo mejor amigo que te dice "Sí" a todo. Y como todo buen amigo, a veces necesitas decirle que se calme.


En este nuevo mundo, el desafío no es qué puedes hacer, sino qué deberías hacer. La IA te abre todas las puertas, pero aún debes elegir cuál cruzar. Y aquí es donde entra la creatividad real.


No se trata de usar la IA para hacer todo, sino de usarla para hacer algo significativo, algo con tu sello y experiencia humana.


Entonces, ¿qué hacer en este Desierto de la Imaginación?


Juega, experimenta, no te castigues por los resultados, crea como niño pero ten la disciplina de un monje budista, y recuerda que el arte no solo es estética, es narrativa, la gente compra personas y mientras no dotemos de una historia a la I.A., ésta será como un perfume espectacular, pero sin aroma.


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