Una Visionaria en la Sombra
En 1843, Ada Lovelace, una matemática prodigiosa, se convirtió en la primera programadora de la historia al escribir el primer algoritmo destinado a una máquina. En un mundo dominado por hombres, su trabajo no solo fue innovador desde el punto de vista tecnológico sino también un acto pionero del feminismo, casi el mismo año donde surgiría el concepto “feminisme”en 1837.
Más que Números
Ada no solo vio la máquina analítica de Babbage como una simple calculadora, sino como el precursor de los modernos ordenadores. Imaginó un futuro donde las máquinas podrían manipular símbolos y realizar tareas que hoy día asociamos con el procesamiento de datos. Su algoritmo era un manifiesto, demostrando que las mujeres no solo tenían cabida, sino que eran imprescindibles en la ciencia y la tecnología.
Un Legado que no podemos ignorar
El algoritmo de Ada Lovelace fue una declaración de capacidades y visión. En una época donde las mujeres eran relegadas a roles secundarios, Ada demostró que podían liderar y revolucionar campos técnicos. Su trabajo, aunque ignorado durante décadas, fue fundamental y hoy es reconocido no solo por su valor técnico sino por su impacto social y cultural.
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