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La inteligencia que urge, no es artificial.



Imagina esto:


Te despiertas una mañana, revisas las noticias y descubres que un algoritmo ha compuesto la canción número uno en las listas, ha ganado un premio literario y está reemplazando a diseñadores gráficos en todo el mundo.


¿Te suena familiar?


Según la consutora Gartner, para 2025, el número de empresas que adopten IA aumentará en un 50%. Es como ver venir un tsunami tecnológico que amenaza con cambiarlo todo, y la ansiedad es inevitable. 


Pero, ¿cómo enfrentamos esta ola sin ahogarnos?


Aquí es donde la inteligencia emocional (IE) se convierte en una aliada esencial. Tres conceptos clave de IE son la: autoconciencia, la autorregulación y la empatía

Sin estos, la reacción inicial podría ser de miedo y rechazo. Un artista que vea cómo las IA están creando obras podría pensar: "Las máquinas están invadiendo mi espacio creativo". Este sentimiento de amenaza puede paralizar e inhibir la innovación.


Con autoconciencia, el artista reconoce sus propias emociones, como el miedo o la inseguridad, y las examina. Entiende que estos sentimientos son una reacción natural al cambio. 


Esto permite una autorregulación efectiva, donde el artista gestiona su respuesta emocional, transformando la ansiedad en curiosidad y apertura. En lugar de rechazar la tecnología, decide explorar cómo la IA puede complementar su trabajo, ya sea a través de la generación de ideas o la creación de patrones que puedan ser integrados en sus obras. 


Finalmente, la empatía permite al artista conectar con su audiencia y colegas. Al comprender que el público busca experiencias auténticas, el artista puede usar la tecnología para enriquecer su arte sin perder la esencia humana que lo hace único. 


La IA se convierte en una herramienta para ampliar la expresión, no en una sustituta. Así, la inteligencia emocional no solo ayuda a los artistas a adaptarse a la irrupción de la IA, sino que también les permite prosperar, explorando nuevas dimensiones de la creatividad mientras mantienen su autenticidad.


Así que no inviertas solo en I.A., es importante trabajar en nuestra  I.E. porque al final, es la que nos hace humanos. 

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