top of page

La "Realidad" está rota




Durante el festival El Aleph en la UNAM, logré cachar frases y aforismos de los ponentes como niño feliz recogiendo dulces de piñata. La primera fue:


"Nuestro contrato con la realidad está roto"


Y es que no se a ti, pero a mi me hizo doble, que digo doble, me hizo triple click al instante, porque antes podíamos confiar en lo que veíamos y en lo que nos decían las noticias, los libros o incluso la gente a nuestro alrededor. Había un cierto consenso sobre lo que era verdad y lo que no. (Ilusoria quizás)


Ahora, todo eso se siente desmoronado. Las redes sociales, que se suponía que nos iban a conectar, a menudo nos hacen sentir más aislados. Vemos tantas versiones diferentes de la realidad que a veces es difícil saber en qué creer. 


Es como si estuviéramos todos viviendo en nuestras propias burbujas seguras, donde solo nos llega lo que refuerza lo que ya pensamos.


Me pregunto,

 ¿qué significa esto para el arte y la autoría? Antes, una obra de arte era una expresión genuina de una perspectiva única. 


Ahora, con la inteligencia artificial, ¿quién es el verdadero autor? ¿El humano que proporciona los datos o la máquina que los procesa y crea? 


Y si la realidad aumentada puede superponer nuevas capas sobre el mundo físico, ¿qué pasa con nuestra percepción de la realidad material? 


¿Estamos creando nuevas realidades o simplemente distorsionando la existente?¿Y el tiempo? ¿Cómo afecta nuestra percepción de la realidad? 


Me pregunto si hemos perdido algo fundamental en este proceso. Antes, aunque no estuviéramos de acuerdo en todo, al menos teníamos una base común. 


Hoy, parece que todos estamos viendo diferentes versiones de la realidad. Es como si estuviéramos rompiendo ese contrato no escrito de confiar en una verdad compartida.


Lo más preocupante es que esta fractura en nuestra percepción de la realidad no solo nos afecta a nosotros individualmente, sino que también divide a nuestras comunidades y países. Nos cuesta más encontrar puntos en común y construir un diálogo constructivo.


En medio de esta confusión, quizás estemos gestando un nuevo contrato con la realidad. Un contrato que nos obligue a ser más conscientes y críticos con la información que consumimos, a cuestionar nuestras propias percepciones y a valorar la diversidad de perspectivas. 


Este nuevo contrato requeriría un esfuerzo activo por construir puentes en lugar de muros, por buscar la verdad en lugar de conformarnos con nuestra propia versión de ella.


Pero la pregunta crucial es, ¿estamos dispuestos a firmarlo? ¿Estamos preparados para asumir la responsabilidad de navegar en esta compleja maraña de realidades? 


O, por el contrario, ¿preferimos dimitir, refugiándonos en nuestras burbujas de confort, renunciando a la posibilidad de una comprensión más amplia y profunda del mundo?

Comentários


bottom of page