El objetivo de mis talleres es humanizar la I.A., que no se quede en un hermoso jpeg, es decir trascender al medio digital y traerlo al mundo físico.
Hoy les quiero contar de Andrea Guerrero, directora y actriz que tomó el taller, pero que venía ya desarrollando un proyecto de teatro, pero este blog no va del taller, si no de ella y su obra de teatro.
Después de muchos años volví a una obra de teatro, fui con mi Cholita, los dos emocionados pues conocimos la Escuela Nacional de Arte Teatral, la cual es industrialmente bella.
El nombre de la obra: No soy un robot.
La historia: Dos gemelas cyborgs se disputan en un reality show, un premio inquietantemente deseable. Una linea temporal de su abuela fallecida por Parkinson, es decir traerla de vuelta a la "vida".
La obra me pareció mágica en cuanto cómo resolver con los recursos exactos, una narrativa compleja pero al mismo tiempo simple al tratarse de una batalla en un reality show. Pero mejor paro aquí, soy un ignorante confeso del teatro, así que no pretendo dar una crítica intelectual de absolutamente nada, así que al grano.
Llegó el momento de preguntas y comentarios a las creadoras, y me atreví no solo a agradecer si no aplaudir la valentía. Porque hablar y usar la I.A. en medios artísticos es por lo menos delicado.
Unos segundos después descubro que la mamá de Andrea está sentada justo a mi lado,
y cierra la noche con la voz temblorosa anticipando lágrimas de un duelo sin resolver...
Gracias hija, estoy muy emocionada, extraño mucho a mi madre, ella se fue a los 49, ojalá y la I.A. pudriera terminar con el Parkinson.
A esto me refiero con humanizar la I.A.
IG
@virisao
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